En la mayoría de los casos, el origen del mal olor está en la boca y concretamente en zonas que pueden albergar bacterias, como la lengua, las bolsas periodontales y los espacios interdentales.
Para determinar el origen habrá que prestar atención a patologías tanto del sistema respiratorio como del sistema digestivo, abuso del tabaco y/o alcohol y sobre la situación actual de estrés.
Explorar la cavidad oral y evaluar la higiene y el estado actual de los dientes, encía y lengua.
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