La OMS define este síndrome como un dolor bucofacial crónico caracterizado por ardor intraoral o alteración del gusto que se repite más de dos horas diarias, por lo menos el 50% de los días durante más de tres meses, y sin que haya evidencia de lesiones causales en un examen clínico.

Afecta al 0.6-15% de la población, siendo más frecuente en mujeres y en personas de entre 55-60 años. La mayor incidencia de esta patología se registra en mujeres peri o post-menopáusicas, que con cierta frecuencia sufren ansiedad o depresión.

¿Dónde se manifiestan los síntomas?

Aproximadamente en la mitad de los pacientes la lengua es la única localización afectada. En un 70-80% de las veces la sensación de ardor se siente en los dos tercios anteriores de la lengua, seguida del dorso y los bordes laterales. También pueden verse afectadas otras localizaciones, como el paladar blando, la encía, el labio o la mucosa de las mejillas. Los síntomas son, normalmente, bilaterales y simétricos.

El dolor suele ser peor durante el día y puede ir variando de intensidad. Se ha asociado a que ciertos alimentos como los picantes o ácidos pueden potenciar ese dolor, por el contrario las bebidas frías o masticar chicle pueden aliviarlo.

¿Por qué surge?

A día de hoy se desconoce la causa exacta, pero se apuntan componentes neuropáticos y psicógenos.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico es clínico y suele estar basado en síntomas subjetivos. El SBA es un diagnóstico de exclusión y, por tanto, se deben descartar otros factores o enfermedades sistémicas que pueden manifestar síntomas similares, como el síndrome de Sjögren, diabetes mellitus, candidiasis deficiencias de hierro, ácido fólico, zinc o vitaminas del grupo B, medicación que produce sequedad bucal, prótesis dentales mal adaptadas.

¿Tiene tratamiento?

Los tratamientos más comunes son:

  • Terapias farmacológicas: benzodiacepinas, anticonvulsivos y antidepresivos.
  • Terapias psicologías/psiquiátricas, debido a los factores psicógenos estrechamente relacionados con el SBA.
  • Terapias con láser de baja potencia, por su posible efecto analgésico, antiinflamatorio y reparador.

Se trata de un trastorno complejo para el que no existe cura definitiva. Estos recursos terapéuticos les ayudaran en su día a día.